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EN TORNO A LOS DERROTEROS ACADÉMICOS Y PROFESIONALES DE LA SOCIOLOGÍA-MARTÍN ELGUETA

Juan Manuel ha sido muy placentero leer tu aporte. Digno de difusión en tiempos donde sería necesario sacudir un poco los tableros, incomodar las fichas que están jugadas y observar también la artificialidad de esos tableros que a veces parecen tan determinados... Comparto entonces algunos ecos que resuenan tras la lectura como un modo de responder a la invitación de seguir pensando... Que en definitiva de eso se trata la propuesta el encuentro entre colegas, además de la propuesta del taller que se vuelve ocasión de encuentro. a).- Ante las pertinentes preguntas que se formulan en el segundo párrafo de tu artículo al leerlo me surgía -a modo de contribución y en continuidad con el planteo- otra pregunta... ¿qué espera un "sociólogo" de la sociedad? b).- Quedé impactado avanzado tu aporte cuando mencionabas que los sociólogos suelen no ejercer de ello y abocarse a otros campos del trabajo... Pero que además luego de la Argentina de la posconvertivilidad fueron como arrojados a trabajar en lugares "donde la gente labura"... Me surgió entonces para seguir pensando ¿qué es entonces el trabajo, qué es ser gente, qué ser sociólogo? c).- En ocasiones me perdí en medio de territorios donde en ocasiones los discursos parecían tan exacerbados, irreconciliables, lindantes a discursos filosóficos o políticos... Y llamativamente con el peligree universitaria. Me pregunté entonces si la sociología era "apta para otros sectores sociales y tribus menos instruidas o ilustrada"... Porque me daba la impresión que es más fácil comprender lo social que comprender la sociología... Y ese me parece un tema para seguir pensando y discutiendo... Me da la impresión que hay que ser muy "distinguido" para comprender algo de lo que debaten los sociólogos. Tienen su propio lunfando, y no es precisamente el del barrio. d).- También me llamó la atención la mención de artistas, periodistas... ¡Todos ellos varones! Parece que es un territorio poco transitado por mujeres, o por lo menos por mujeres que valga la pena nombrar, o mujeres que "aunque dedicadas a otras artes, ciencias o disciplinas" sus aportes resulten de interés para "el sociólogo". e).- Me quedé pensando sobre el campo educativo como un lugar que se presenta más amable que el resto del territorio social. Educación que a veces se significa indistintamente como un lugar donde el sociólogo puede enseñar, adoctrinar, adiestrar, instruir, manipular, ilustrar, ser, ser escuchado... y a su vez cocinar relaciones de poder alternativas, compromiso social, solidez teórica, pensamiento crítico, contraconducta. Hace un par de semanas estuvimos con otros colegas en Salta donde una pensadora sugería que uno de los desafíos de las ciencias sociales (a lo que dedica ella misma sus indagaciones e intervenciones sociales) era tener herramientas para captar lo nuevo, lo emergente, lo distinto, los procesos instituyentes... Que los análisis que disponemos son sumamente interesantes, pero que a veces condenan a perpetuar el presente y privan a los que vienen -y a sí mismos- de un imaginario de futuro... Otro invitado de ese evento -en diálogo con la anterior- dijo a modo de chiste que uno de los problemas que ha instalado las ciencias sociales es que daría la impresión que uno puede ser algo sin practicarlo y parafraseando a Mao dijo "si uno quiere conocer el sabor de la pera no hay otra manera que llevándosela a la boca y comiéndola... de la misma manera no se puede conocer la revolución de otra manera que participando en ella"... Gracias por invitar a seguir pensando, espero puedas publicarlo en tu blog y echar a rodar una reflexión sumamente potente, sugerente y estimulante. Martín Elgueta

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